A veces recuerdo el camino aquel
andado tantas y tantas veces,
en la bicicleta vieja y descascarada
con frenos de varillas que no frenaban,
aquellos ocho kilometros recorridos
donde la inocencia primaba,
entrecruzandose con mis primeros sueños.
Viejos recuerdos con olores,
a pan casero recien horneado
y de lejos el olor a rio
salvajemente amedrentador,
que la brisa matinal se encargaba de pasear.
Ese mismo rio que un dia unico
en una inesperada creciente
me quiso tragar engulliendome
arrastrandome a sus entrañas.
Que oscura y terrible noche
se vino sobre mi en ese momento
mientras el agua me arrastraba.
Como flashes instantaneos
cruzaban sobre mi los recuerdos otra vez.
Tan pocos años de vida
y tantos y buenos momentos
para poder recordar.
Y de nuevo el sabor a agua helada,
aunque solo sentia el sabor del pan casero
el aroma matinal de la huerta,
la leche recien hervida,
el perfume de mi madre.
Pero casi sin darme cuenta
me vi arrastrado a la orilla
y senti aquella mano poderosa de un tio
devolviendome a la vida.
Asi muchas veces volvi a vivirlo
regalandome mas tiempo
mas oportunidades de sentir,
de intentar vivir los sueños,
de aprender de los errores.
Me han devuelto la vida
tantas y tantas veces,
que ya me preocupa el hecho
de pensar que por algo he sido salvado
y no solo para mirar con temor el rio...
EL ZAPA
andado tantas y tantas veces,
en la bicicleta vieja y descascarada
con frenos de varillas que no frenaban,
aquellos ocho kilometros recorridos
donde la inocencia primaba,
entrecruzandose con mis primeros sueños.
Viejos recuerdos con olores,
a pan casero recien horneado
y de lejos el olor a rio
salvajemente amedrentador,
que la brisa matinal se encargaba de pasear.
Ese mismo rio que un dia unico
en una inesperada creciente
me quiso tragar engulliendome
arrastrandome a sus entrañas.
Que oscura y terrible noche
se vino sobre mi en ese momento
mientras el agua me arrastraba.
Como flashes instantaneos
cruzaban sobre mi los recuerdos otra vez.
Tan pocos años de vida
y tantos y buenos momentos
para poder recordar.
Y de nuevo el sabor a agua helada,
aunque solo sentia el sabor del pan casero
el aroma matinal de la huerta,
la leche recien hervida,
el perfume de mi madre.
Pero casi sin darme cuenta
me vi arrastrado a la orilla
y senti aquella mano poderosa de un tio
devolviendome a la vida.
Asi muchas veces volvi a vivirlo
regalandome mas tiempo
mas oportunidades de sentir,
de intentar vivir los sueños,
de aprender de los errores.
Me han devuelto la vida
tantas y tantas veces,
que ya me preocupa el hecho
de pensar que por algo he sido salvado
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| barrancas del rio Cuareim-Artigas |
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